Sempre hi ha un lloc on amagar-te, un petit racó on pots ser tu mateix sense que et vigilin ulls inquisidors. Aquest és el meu petit amagatall privat

sábado, 15 de mayo de 2010

Una inconcebible injusticia ( Marcos Ana)

 
 
Hoy me apetecía escribir algo en el blog, me debatía entre mi excitación per el final de Lost o para comentar sobre música pero leyendo la premsa online se me han quitado las ganas. Hay un tema de la actualidad, con nombre propio, que manda: Baltasar Garzón.

De hecho no voy a dar mi opinión simplemente me limitaré a copiar la opinión de Marcos Ana, el preso que más tiempo paso en las cárceles franquistas. Con su opinión se dice todo, eso sí, cada día siento más necesidad de hacer las maletas e irme de esta país incomprensible.

El juez Luciano Varela acaba de hacer un flaco servicio a la democracia de nuestro país. En el mundo, eminentes juristas, escritores de renombre, las personalidades más diversas, se frotan los ojos sin saber lo que ocurre en España.

El proceso contra el juez Baltasar Garzón, por tratar de investigar los crímenes del franquismo, pone al descubierto la inmadurez de nuestra democracia y nos quita credibilidad. Es como si todavía, a más de treinta años de la Transición, no estuvieran claros y asentados los valores de nuestra democracia y nuestra memoria histórica. Investigar los crímenes de una dictadura, tan atroz como la que sufrimos los españoles, no puede ser un delito, no lo ha sido en ninguna parte y España lamentablemente es una vergonzosa excepción.


Como víctima de la dictadura me siento directamente encausado junto a Baltasar Garzón. Como se sienten o se sentirían los miles y miles de hombres y mujeres que perdieron su libertad o su vida en los años de la dictadura para que España fuera un país libre y democrático. En mis años de condenado a muerte di el último abrazo a centenares de compañeros cuando iban a vivir la última madrugada de su vida. Se enfrentaban orgullosos a la muerte convencidos de que se acercaba un amanecer libre y democrático para España. Es difícil no recordarles e imaginar lo que pensarían si supieran que un juez democrático ha sido encausado por tratar de investigar a sus asesinos. El otro día, ante las víctimas de Mauthausen, la vicepresidenta del Gobierno dijo, con estas o parecidas palabras: No aceptamos el silencio, porque el silencio conduce al olvido y no podemos ni debemos olvidar. El proceso contra Garzón es un borrón de vergüenza en nuestra reciente historia democrática y las víctimas y la sociedad civil seguiremos movilizándonos para reparar tan inconcebible injusticia.

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