Me debía una entrada personal sobre Lost reflexionando que ha supuesto esta serie en primera persona. Llegué a ella por mi amiga Eli que la veía en la 1 y su enganche era tan grande que me entró la curiosidad, ella no ha seguido el fenómeno tan intensamente por internet pero el lunes me llamó para comentar y me dijo “Tia, siento un vacío, ¿qué raro, no?”. Quizás es raro pero somos bastantes lo que nos sentimos así por varios motivos.
Normalmente las series de TV se consideran entretenimiento y luego dividimos sin son de calidad o no pero esta serie rompió las fronteras entre entretenimiento y mucho más. Los 42 minutos del capítulo pasaban pero la cabeza no me dejaba de dar vueltas, siempre había algo que me hacia pensar hasta el punto de buscar en la wikipedia, ir a la estantería a ver donde narices estaba el libro de “Alicia en el País de las maravillas” u otro relacionado, leer teorías foriles, recibir teorías en mi mail. En resumen, me impliqué. Desafiaba a mi inteligencia y me hacía cuestionarme significados de palabras como fe, redención, verdad, etc. En eso ha cambiado este show las reglas del juego, su historia poliédrica no es más que en gran angular del que no nos cansaremos de extraer cosas, así son las grandes obras aunque tengan sus defectos. Lost tiene defectos pero la superan de lejos los aciertos y la sensación que siempre habrá más que extraer de ella en cada nuevo revisionado.
Se convirtió en un boca-oreja. A mi me enganchó Eli, yo enganché Jos, Esther, Ana etc y ellos a otros. Lo he compartido con los que me leéis y muchos otros. Todos hemos sentido emoción al verla y también identificación.
Identificarme con más de un personaje demuestra lo bien escrita que esta si tenemos en cuenta que tiene una media de 12 protagonistas principales. Me he identificado con los muros emocionales que alza Jack, con la huída de si misma de Kate, con la esperanza y el querer creer de Locke, con la fuerza del equipo de Sayid, con la aparente frialdad de Juliet, etc. Me era fácil sentir lo que sentían ellos, eso traspasaba la pantalla y te dejaba un ratito con esa sensación, se convirtió en una vivencia que luego pedía ser compartida.
La compartí online y en vivo con gente que ya conocía y con alguna que conocí gracias a la serie. Con la excusa de Lost me escapé a Madrid, a León hablando primero de la serie y luego de la vida ¿o era al revés? ¿o lo mezclamos? Quién sabe, en algunas ocasiones solo era el pretexto para hablar de nosotros mismos o conocernos mejor mientras bebíamos cervesas dharmas, en otras ocasiones el enganche a la serie también me servia para saber que un día a la semana conseguía desenchufar por completo de mi vida. Gracias por eso en los tiempos no tan buenos.
Le agradezco desde lo más hondo la revisión del concepto amor muchas veces revisionando clásicos como Ulisses y Penélope (Desmond y Penny) o Romeo y Julieta (Sun y Jin) desmarcándose de las series que dibujan el amor como algo cursi o, por el contrario, como sinónimo de folleteo intranscendente. Nos mostraron un amor doloroso, de sacrificio, de aceptación pero por el que sobretodo valía la pena luchar muy lejano del amor pasteloso y más cercano al antiguo concepto del amor como motor del mundo. Hoy pensaba que no deja de ser curioso lo poco que han incluido las escenas de sexo, la única que recuerdo más explícita es la de las jaulas que no triunfo como pareja. El amor en Lost ha sido fundamental y con él hemos introducido el concepto de la constante. Me cautiva la idea de hallar esa constante en el mundo o el concepto de amor eterno que finalmente pueden disfrutar Jack y Kate como recompensa una vida llena de circunstancias contrarias. Que gafapastas, nerds o jovencitos hormonados de veinte y pocos te digan que han llorado con la escena del teléfono entre Desmond y Penny no deja de hacerme pensar que no todo está tan perdido en el mundo que piensa que lo moderno es darle la espalda a los sentimientos.
La polémica del final es la guinda del pastel, la esencia de la serie siempre ha sido cuestionarse y debatir así que el final no podía ser otra forma más que polémico, ya expliqué el porqué me gusta solo me falta añadir que jamás pensé que fueran tan valientes de apostar por un final tan lírico y que tocará justamente en los grandes conceptos del alma humana algo que está muy lejos de ser tendencia. Esa oda a las emociones me acompañará durante un tiempo como lo hace la música de Michael Giacchino en este momento, debo decir que en sus composiciones hay gran parte de la emoción de la serie. Gracias por descubrirmelo.
Y ahora “let it go” vamos a pasar página y seguiremos viendo series, disfrutando de ellas, seguiré atenta a que hacen los Darlton, Matthew Fox, Evangeline y cia pero no será lo mismo. En este pequeño “amagatallprivat” siempre habrá una entrada para Lost hasta que no me queda nada que decir.
Gracias por los que me habéis leído durante este tiempo, aquí seguiré.
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